09 abril 2012

Conde Roa, alcalde de Santiago, se enroca y destruye su ya dañada imagen de "niño bueno"

La verdad es que en principio me parecía absurdo comentar que el alcalde de la capital de Galicia, Conde Roa (PP), se hubiera retrasado en la liquidación del IVA que cobró a los compradores de 61 viviendas comercializadas por su empresa, Geslander [en total, 291.000 euros]. Tras ser difundida la noticia pensé que Conde Roa convocaba una rueda de prensa y que como buen católico que peca pediría perdón a los contribuyentes, se comprometería a pagar y punto.
A la postre, los miembros del Opus Dei [no sólo he conocido y tratado a varios militantes de esa prelatura, sino que además mantengo cordial relación con una persona del Opus que, además de ser buena gente, que se dice coloquialmente, merece respeto intelectual por ser consecuente] se caracterizan por su escrupulosa observancia de la moral católica; es más, actúan teniendo en cuenta el deber de ser "católicos ejemplares".
Por tanto, los opusdeístas --hablo de las personas que he conocido, no de la organización-- evitan escandalizar y en caso de cometer un error o ser víctimas del cometido por un semejante --máxime si el asunto tiene trascendencia social-- aplican la sacrosanta norma de pedir perdón o de perdonar, según el rol que les haya tocado jugar en el episodio.
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El regidor dice adiós
Otro católico que de cristiano tiene poco
Sin embargo, en la rueda de prensa que había convocado hoy Conde Roa para dar explicaciones, el regidor santiagués no sólo ha eludido disculparse, sino que además ha desgranado una serie de argumentos absurdos, recurriendo a la retórica jurídica y a las bobadas.
[Llegado a este punto debo precisar que dos de mis fuentes en asuntos del PP, ambos militantes de ese partido, me han indicado que Conde Roa habría abandonado la disciplina del Opus o habría sido apartado tras haber roto el sagrado vínculo del sacramento del matrimonio y haber adoptado comportamientos mundanos inusuales en los seguidores del beato Josemaría Escrivá de Balaguer]
El caso es que, en contra de lo que él afirma, los datos disponibles constatan que Conde Roa sólo hizo reconocimiento oficial de que no había liquidado el IVA cuando Hacienda ya había presentado la denuncia penal; es decir, cuando vio las orejas del lobo.
Hasta ese momento el regidor se había limitado a dejar pasar el tiempo, por emplear una expresión benigna.
En la rueda de prensa Conde Roa ha recurrido al ramoneo del letrado que rebusca en las esquinas del Derecho y argumentó que sólo hay delito fiscal cuando hay ánimo de ocultarlo [lo cual es una singular interpretación del dolo].
En fin, no me extraña que en el propio PP haya quienes maldicen a Conde Roa, máxime por no haber tenido o no haber querido actuar con inteligencia; es decir, comparecer, pedir perdón y anunciar que pagará ipso facto el IVA que cobró a sus clientes, dinero que utilizó para otros fines: «Si hubiera hecho eso --ha comentado un  fraguista de toda la vida--, incluso habría merecido respeto, porque si él es católico, yo más, y en sucesos como este reconocer el pecado y corregir honra al pecador».
Lamentablemente, la comparecencia de Conde Roa ha sido la propia de un regateador, incluso ha demostrado tener oficio en ese arte.
Ha actuado cual trilero.
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* INFORMACIONES puntuales, en:
El Plural, Europa Press, Praza Pública, Público y 20minutos.
* MÁS detalles:
"Conde Roa: Hitos mediáticos de su breve y polémico mandato en Santiago", en Juego de Tronos.
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ACTUALIZACIÓN (15 abril 2012):
En una reunión celebrada hoy en Santiago, a la que ha asistido el presidente de la Xunta de Galicia y líder del PP gallego, Núñez Feijoo, Conde Roa ha aceptado abandonar la alcaldía de Santiago.

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