¿Recuerda usted que en marzo de 2008 el ejército colombiano atacó un campamento de las FARC en territorio ecuatoriano?, ¿recuerda que tras aquella operación militar el gabinete del entonces presidente de Colombia, Álvaro Uribe, alardeó de haber encontrado tres computadoras con abundante información de las FARC?, ¿recuerda que aquellos ordenadores contenían ¿pruebas? de que las FARC mantenían vínculos logísticos con diversas organizaciones, entre las que figuraba un grupo mexicano?...
Pues bien, un cable remitido días después a Washington por diplomáticos norteamericanos con base en México advertía a la Casa Blanca de que las acusaciones difundidas por el Gobierno colombiano que aludían a nexos entre las FARC y presuntos guerrilleros mexicanos carecían de base.
Pues bien, un cable remitido días después a Washington por diplomáticos norteamericanos con base en México advertía a la Casa Blanca de que las acusaciones difundidas por el Gobierno colombiano que aludían a nexos entre las FARC y presuntos guerrilleros mexicanos carecían de base.
En su día, ya causó extrañeza que el intenso bombardeo no hubiera causado daños a las tres computadoras que, según la versión de Uribe, portaban Raúl Reyes y los demás miembros de las FARC muertos.
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[Las fotos tomadas por el propio ejército colombiano tras el ataque mostraban un paraje dantesco, resultando inverosímil que entre los cráteres de los obuses, las instalaciones destruidas y los cuerpos despedazados fueran hallados los tres ordenadores de marras --¡no uno ni dos, sino tres!--, que habrían sido los únicos objetos no dañados por las bombas. Ver: "La película de la incursión de Colombia en Ecuador"]
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Ahora, tras la difusión de la información estadounidense que desmiente concretamente uno de los aspectos que más revuelo suscitó [ver: "Estados Unidos confirma que los mexicanos que Colombia mató en Ecuador no eran de la guerrilla"], es obligado poner bajo sospecha todas las informaciones difundidas por el ex presidente Uribe, ¡todas!
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[Las fotos tomadas por el propio ejército colombiano tras el ataque mostraban un paraje dantesco, resultando inverosímil que entre los cráteres de los obuses, las instalaciones destruidas y los cuerpos despedazados fueran hallados los tres ordenadores de marras --¡no uno ni dos, sino tres!--, que habrían sido los únicos objetos no dañados por las bombas. Ver: "La película de la incursión de Colombia en Ecuador"]
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Ahora, tras la difusión de la información estadounidense que desmiente concretamente uno de los aspectos que más revuelo suscitó [ver: "Estados Unidos confirma que los mexicanos que Colombia mató en Ecuador no eran de la guerrilla"], es obligado poner bajo sospecha todas las informaciones difundidas por el ex presidente Uribe, ¡todas!
El ataque a un campamento de las FARC en territorio ecuatoriano no fue el primero ni el último episodio que la presidencia colombiana instrumentalizó para difundir falsedades. Para colmo, en esa labor intoxicadora el gabinete de Uribe casi siempre contó con la colaboración --voluntaria o involuntaria-- de numerosos medios occidentales.
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CON ANTERIORIDAD:
«Un policía colombiano ratifica en sede judicial que fabricó pruebas al gusto de Uribe», y
«Las FARC, la localidad colombiana de Madrid y una de indios».
ENLACE a una breve semblanza de Álvaro Uribe.
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CON ANTERIORIDAD:
«Un policía colombiano ratifica en sede judicial que fabricó pruebas al gusto de Uribe», y
«Las FARC, la localidad colombiana de Madrid y una de indios».
ENLACE a una breve semblanza de Álvaro Uribe.
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