25 septiembre 2010

Menores destructivos, padres irresponsables, sociedad ausente y Estado ineficiente

Hay episodios concretos que son representativos de situaciones de orden general:
Dos chavales de 15 y 16 años, en compañía de otros dos de 18 y 19, roban un coche y ya de noche, lo usan para ir a una piscina municipal, acceder a los vestuarios y causar graves daños materiales; luego se encaminan al colegio público del municipio, donde se apropian de varios ordenadores, destrozan el ala dedicada a infantil y provocan un incendio [las consecuencias, en la foto], para finalmente plantar fuego al coche en las inmediaciones y desencadenar un incendio forestal --afortunadamente, las llamas no se expandieron.
Importante: No es la primera vez que los mismos muchachos protagonizan hechos de similares características, aunque no de tan graves consecuencias.
Imagen parcial de los daños causados en el centro escolar.
Foto capturada en La voz de Galicia
Una vez identificados, los dos jóvenes que por edad ya son adultos han quedado en libertad provisional con cargos --nada que objetar-- y los que tienen 15 y 16 años, ambos alumnos de secundaria en el colegio semidestruido, están pendientes del expediente judicial abierto en calidad de menores y también son puestos en libertad, con orden expresa judicial de que están bajo la custodia de sus padres....
Las autoridades escolares han pospuesto las posibles acciones disciplinarias a la espera de que la Justicia adopte más medidas provisionales o hasta que concluya el expediente (esto lo decidirán en próximas fechas).
Mientras tanto, los dos angelitos acuden al colegio como si nada hubiera ocurrido, con los consiguientes efectos que esta situación tiene en el resto del alumnado.
Todavía es pronto para determinar si la Justicia es ágil o acusa retrasos injustificables; pero, de entrada, resulta chocante lo de confiar la custodia a los padres sin aplicar algún tipo de control externo para paliar el cariño que hasta la fecha había perdonado todos los desmanes perpetrados por los chavales.
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Los legisladores tienen la palabra
En otros países tanto o más democráticos y respetuosos de los derechos civiles que España, ambos chavales estarían en un centro de acogida como medida cautelar, a la espera de ulteriores decisiones judiciales o, alternativamente, el juez impondría la supervisión de un asistente social, que acudiría a los hogares y al centro escolar a fin de hacer un seguimiento de los dos menores.
Respecto de los padres, en un país con un poder legislativo que en verdad quisiera poner coto a tanto desmán gratuito y corregir derivas, los progenitores de esos dos angelitos acabarían siendo obligados a pagar la reparación de los daños causados y la reposición de los materiales destruidos o robados.
Episodios como este son demasiado frecuentes desde hace años y años; sin embargo, la sociedad, las autoridades administrativas, la Justicia y el poder legislativo siguen sin actuar con la diligencia ni el rigor que estos asuntos requieren para bien de los jóvenes.
Adolescentes y jóvenes, todos, comenten errores, pero no se pierden sin retorno por un impulso natural e incorregible.
Hay quienes demandan acciones y castigos extremos, en tanto que otros ponen paños calientes. Sin embargo, hay criterios y medidas intermedias, empezando por obligar a los padres a que ejerzan de tales... ¿Cómo?, por ejemplo y para empezar: haciéndoles responsables civiles de los daños causados por sus hijos. En la inmensa mayoría de las ocasiones la carencia de civismo tiene raíces en el hogar, por acción, omisión o comodidad.
Lo que carece de explicación es cerrar los ojos y dejar que la bola de nieve siga aumentando de tamaño.
DETALLES del suceso, en La voz de Galicia.

1 comentario:

  1. Sin restarle importancia todo lo demás, me quedo con lo de "sociedad ciega", una ceguera que va tomando visos de irreversible.

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