19 noviembre 2012

¡Ya está bien de que la gente abuse del Estado!, la civilización avanza y los servicios se pagan...

Seamos sinceros, la derecha humanística del siglo XXI [los neoliberales, que se decía antes] es un ejemplo de coherencia y fidelidad a sus orígenes y, lógicamente, va en aumento la insana envidia de los militantes de los partidos de la izquierda [en especial la de los PS europeos].
De muestra dos botones, los gobiernos conservadores de las comunidades autónomas de Madrid y Catalunya [PP y CiU, respectivamente] ofrecen sendos ejemplos de realismo y de visión de futuro al imponer tasas sanitarias y aplicar medidas que ponen coto a los abusos de los enfermos. Porque los enfermos, ¡vaya usted a saber el porqué!, creen tener derecho a todo para curar sus males. Y en la administración de Justicia otro tanto, nadie en su sano juicio discute que si alguien quiere recurrir una sentencia o denunciar a un ladrón, ¡debe pagar!
Con los permisos de residencia para extranjeros, otro tanto: humanismo del bueno, tal como propone la FAES desde hace ya años: el Gobierno de Rajoy estudia conceder automáticamente la calidad de residentes a los extranjeros que dispongan de 160.00, 180.000 o 200.000 euros para comprar un inmueble
El asunto es bien sencillo: ¿por qué martirizar a los buenos extranjeros con exigencias que sólo cabe aplicar a los que invaden España en patera para trabajar, estudiar o, a lo peor, para vivir del cuento y que, además, cuando se ponen enfermos van al hospital gratis?
Inalterable el ademán, el Estado español va camino de ser ejemplo mundial en cuanto a comercialización de derechos.
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Mañana, España será vanguardia de la civilización... 
Afortunadamente, el actual Gobierno aplica con loable eficiencia el progresivo desmantelamiento de los servicios para, ¡por fin!, suprimir todo tipo de tasas, impuestos y gravámenes, de modo que cada cual pague lo que pueda pagar y punto. Así, al paso de unos pocos años, España será la meca a la que vendrán todos los gobernantes de la Tierra para aprender equidad y justicia.
Poco a poco, los ciudadanos españoles están aprendiendo [tal como demuestran los resultados electorales] a valorar los derechos en su justa medida, pues nadie ignora que 1.000 euros de derechos al mes no pueden ser equiparados con derechos por valor de 3.000, 10.000 o 50.000...
España se apresta a dar otra valiosa lección al mundo: si usted es extranjero y paga [compra un inmueble] tiene automáticamente el permiso de residencia en nuestro país y los derechos que merecen su compra
Por cierto, la palabra derechos se presta a equívocos, mejor será sustituirla por una denominación más correcta: merecimientos adquiridos, por ejemplo... ¡Perfecto!
RELACIONADO: "La democracia de la Transición no prohíbe el homicidio laboral ni el económico".

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