02 mayo 2011

Todo un ejemplo de catolicismo: El Vaticano santifica a quien ocultó delitos

«Sobran evidencias para documentar que Juan Pablo II [Karol Wojtila] tuvo conocimiento de que el fundador de la Legión de Cristo, Marcial Maciel, era un delincuente», pues está probado que abusó de menores, practicaba el soborno, manipulaba conciencias, era un depredador económico, se burlaba de los sacramentos y mandamientos de la Iglesia Católica... en resumen: era un tipo abominable, tal como han testimoniado sus víctimas y denunciantes.
A pesar de esas y de otras acciones, todas probadas, y pese a que el Papa las conocía en gran medida, el Vaticano puso en marcha una operación para que el jefe de la Iglesia Católica fallecido en 2005 apareciera públicamente como una víctima de Maciel y no como lo que fue: su cómplice.
El objetivo de la insistente y poderosa campaña vaticana de propaganda y desinformación es ocultar la protección brindada por el Papa a Maciel para que no afecte al proceso por el que Wojtila será elevado a la categoría de santo.
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MÁS, en La jornada.
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DE INTERÉS:
"Vida exemplar dun santo-beato. Quen arderá no lume eterno?", en GALICIA CONFIDENCIAL, texto que recuerda hechos tan significativos como que Juan Pablo II condenara sin paliativos la Teología de la Liberación (1979), o que impulsara la canonización de los denominados martires de la fe de la cruzada de 1936 (iniciativa ultraderechista a la que con anterioridad se habían opuesto Pio XII, Juan XXIII y Pablo VI), o que se prestara a dar personalmente la comunión a Augusto Pinochet... En fin, Juan Pablo II demostró en reiteradas ocasiones que catolicismo y cristianismo son cosas diferentes; es más, hay aspectos en los que son ideologías antagónicas.

2 comentarios:

  1. Quizá, como Shakespeare, Woytila pensaba que era mejor ser rey de su silencio que esclavo de sus palabras. Lo que parece seguro es que no era seguidor del pensamiento de santa Clara de Siena, a quien se le atribuye el siguiente: "¡Basta de silencios!¡Gritad con cien mil lenguas! porque, por haber callado, ¡el mundo está podrido!".
    Unha aperta.

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  2. La acumulación de comportamientos innobles por parte de la jeraquía católica es abrumadora. Siempre se recuerda el caso Galileo, pero suelen olvidarse sus numerosas ramificaciones. En 1942, con motivo del 300 aniversario de la muerte del precursor de la Ciencia moderna, alguien en la Iglesia (gobernada a la sazón por Pio XII) decidió que había llegado el momento de hacer justicia a Galileo y redactar un informe objetivo, admitiendo en su caso los errores. La tarea se encomendó al sacerdote Pio Paschini. Pero Paschini era un historiador honrado, por lo que el cuadro que trazó no resultó muy halagador para la Iglesia de Roma. Pues bien, las autorizades eclesiásticas maniobraron para bloquear la publicación del libro, que fué retenido durante varias décadas, hasta después de la muerte de Paschini. Cuando se publicó, había sufrido más de cien correcciones que el propio Paschini había rechazado en vida.

    Cuando me enteré de esa infamia (a través de la magnífica obra de Antonio Beltrán) comprendí que estaba curado, y que ningún nuevo atropello vaticano iba ya a escandalizarme.

    Pero nunca les van a faltar adeptos. La fe es un arduo entrenamiento de renuncia a las facultades mentales. "La fe consiste en creer lo que se sabe que es falso", según idea atribuida a Mark Twain. Con tan tan buen entrenamiento, la grey engulle y digiere sin problemas toda clase de contradicciones, paradojas y sofismas. La grey encontrará "santo", sin rechistar y con beatífica expresión, aquello que el Gran Conductor les indique que lo es. Es Su Palabra la que lo convierte en santo.

    Maravillas de esa variedad del suicidio que es la fe.

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