20 febrero 2011

¿Acaso el copresidente de la flamante Novacaixagalicia nos toma por tontos?

En su edición de hoy domingo, La voz de Galicia publica una entrevista a Mauro Varela, copresidente de Novacaixagalicia (NCG), cuyas palabras darán mucho que hablar. Tiempo al tiempo.
[Al final, con o sin Wikileaks, todo acaba aflorando, tanto las mentiras como los silencios interesados]
El entrevistado es el ex presidente de la ladrillera, especuladora, usuraria, bancarizada y desaparecida Caixa Galicia y que ahora copreside Novacaixagalicia (NCG), fruto de la fusión de las dos cajas que existían en Galicia, el banco Méndez y Caixanova, con sedes en A Coruña y Vigo, respectivamente.
Pues bien, Varela, que como presidente de Caixa Galicia es corresponsable de haber enterrado o distraído decenas de millones de euros de ahorro gallego en Astroc --por poner sólo un ejemplo, los hay a decenas-- ha asistido a una concentración del Bloque Nacionalista Galego (BNG) en defensa de la pervivencia de la gran caja gallega.
La cosa tiene guasa...
No obstante, Varela ha puntualizado que también habría asistido al acto si lo hubiera convocado otra organización... ¡siempre que yo tenga voto en el consejo de Novacaixagalicia!, debió añadir.
La asistencia de Varela a la convocatoria de un frente electoral pilotado por la Unión do Povo Galego (UPG) es comprensible en quien se juega el salario y premios millonarios que, todo sea dicho, son impropios en las entidades públicas del Occidente europeo. 
Mirando hacia el horizonte, hay tres aspectos chocantes:
Mauro Varela
1. Varela dice: «Nuestra prioridad es seguir manteniéndola tal y como la conocemos».
Los hechos no admiten disquisiciones: Si NCG va a funcionar como Caixa Galicia, ¿a qué obedece rasgarse las vestiduras?  
Desde un punto de vista administrativo, institucional y económico para que el proyecto sea creíble la refundada caja debería cambiar de gestores y, de paso, echar a la calle a los amigos y familiares colocados a expensas del ahorro de los gallegos, empezando por los hijos de José Luis Méndez, y dirimir las responsabilidades civiles, políticas, económicas y acaso penales en las que habrían incurrido quienes decidieron ruinosas inversiones que, por ende, eran ajenas a los intereses de Galicia que tanto dicen defender los varela.
2. Que Varela marche codo con codo con el BNG es ¡muy muy muy! sorprendente; pero más sorprendente es, si cabe, que el BNG dé la mano a Varela.
Con semejante compañero de viaje no sólo resulta chocante el marxismo de la UPG, que en este caso es lo de menos, sino que es imposible que la caja de ahorros sea simplemente eso: una caja de ahorros.
3. Varela dice: «Las referencias en los pueblos son el maestro, el cura, el médico y el director de la caja»...
Pero, ¿dónde canastos vive Varela?, ¿residirá todavía en la Galicia de los años sesenta y setenta?... En los pueblos gallegos actuales --conozco con mínimo rigor varias decenas de ellos--, la primera referencia es el alcalde, y no siempre; la segunda es o son el o los empresarios de mayor éxito o fortuna; la tercera, el puñado de las llamadas familias de toda la vida; la cuarta referencia la constituyen los funcionarios en general (incluidos los facultativos del Sergas), la quinta y sucesivas --el orden a partir de aquí carece de relevancia-- los veterinarios, curas, profesores, guardias civiles, los indianos que regresaron y a veces también tiene relevancia algún intelectual... y los directores de cajas y bancos, naturalmente, pero de estos no acostumbra a existir una percepción positiva.
Y conste que esto último no es por culpa de ellos o ellas como personas, sino que se debe a los criterios bancarios que aplican las cajas.
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Las cajas agonizan desde 1971 
Las cajas empezaron a prostituirse en 1971 [¡a ver si se enteran los varela!], cuando las autoridades franquistas suprimieron el Instituto de Crédito de las Cajas de Ahorros, lo que se sumó a otras medidas pretéritas con las que se inició el abandono del concepto original de caja, pasando desde entonces a depender exclusivamente del Banco de España. 
Así, poco a poco y desde hace decenios [no ahora, ni de golpe y porrazo como se pretende hacer creer a los ciudadanos] las cajas fueron condenadas a una progresiva bancarización y, con ello, empezaron a perder su esencia, fueron sistemáticamente utilizadas por la elite económica franquista y, luego, por la vanguardia político-partidista, amén de aprovechamientos personales sin cuento. 
Y para redondear, muchas de ellas --no todas-- han sido mal gestionadas desde hace también años, hasta el extremo de colocarlas en situación de quiebra técnica, como resultado de su  bancarización.
En fin, la entrevista a Mauro Varela ilustra la retórica, la incultura histórica (desmemoria, probablemente interesada) y/o el cortoplacismo que caracterizan las decisiones de directivos, que en su mayoría están atornillados al sillón y se han olvidado de lo que es una caja de ahorros.
Él y ellos son responsables de que esas entidades corran peligro de desaparición.
En fin, Varela parece estar convencido de que sólo leen periódicos los imbéciles, los ignorantes, los desinformados, los ingenuos, los simplistas...
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CON POSTERIORIDAD:
«El fin de las cajas gallegas».

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