22 agosto 2009

El humo del tabaco "ciega" los ojos...

La eterna polémica en torno al consumo de tabaco se ha convertido en una demostración, ¡otra más!, de la descomunal idiotez que demasiadas veces caracteriza a los poderes públicos, incluidos los elegidos democráticamente.
Pero dejemos de lado cuestiones de enjundia mayor y aterricemos en el tabaco, que según algunos/as iluminados/as es el causante de la mayor de las desgracias socio-sanitarias del mundo mundial…
Un reciente comentario de la ministra de Sanidad, la apellidada Jiménez, aludiendo a la posibilidad de que el Ejecutivo prohíba fumar en todos los locales de acceso público cerrados con independencia de la superficie del establecimiento, ha reavivado una polémica tan absurda como representativa del funcionamiento de la Administración española.
La estupidez acientífica
de los 100 metros cuadrados
La prohibición de fumar en locales de acceso público cuya superficie sea mayor a los 100 metros cuadrados ya demostró que el Estado es idiota porque según esa tesis, por ejemplo, atendiendo al humo del tabaco es más insano un local de 90 metros cuadrados con cinco metros de altura media que otro de 110 metros cuadrados con apenas 2,50 metros de altura; por no hablar de ventanas, sistemas de ventilación, etcétera… En fin, el baremo de los 100 metros cuadrados es una de esas normas propias de un Estado política y sanitariamente imbécil...
¿Por qué no se prohíbe el baño en la ría de A Coruña, que es un área marítima altamente contaminada?  
Ocurre que el Estado (¡no sólo el español!) es, resumiendo complejidades inasequibles en un texto de bitácora, el fruto de una infinita suma de convenciones que en alto número son bienintencionadas y que a todos interesa respetar --sobre todo a los beneficiados política o económicamente por las decisiones, leyes y normas, por absurdas que sean, dicho sea de paso...
Pero regresando el asunto de marras, el caso es que los hechos y casi todo lo dicho con relación al humo de tabaco demuestran que el Reino de España es altamente representativo del endiosamiento al que han llegado los gestores de la cosa pública. Así, el Estado estima que los bares (empresas privadas) son espacios públicos cerrados en los que los usuarios no fumadores deben ser protegidos de otros usuarios que fuman, pero la salud de los ciudadanos que se bañan en la ría de A Coruña pinta una mona…
Y no saco a colación la ría de A Coruña por una animadversión personal, todo lo contrario, sino porque es donde vivo; con mayor motivo y datos científicos podría citar las bahías de Huelva y de Algeciras, o la atmósfera que respiran los residentes en Madrid, o aludir a los trabajadores que manejan productos tóxicos para ganarse el pan sin que el Estado actúe con el rigor que el asunto exige.
¿Es prudencia? ¡No!, son miedos electorales
Los que fumamos sabemos sin sombra de duda que el tabaco es perjudicial para la salud y, salvo los talibanes del vicio, todos entenderíamos que se prohibiera fumar en todos los locales cerrados ¡con independencia de la superficie!
Pero este post no es para cantar tolerancias, sino para sonreír qnte la estupidez de quienes se arrogan la prerrogativa de decidir qué sustancias perjudiciales para la salud son legales o ilegales, o cuáles deben ser sometidas a regulación en función, por ejemplo, ¡de los metros cuadrados!... 
Patético.
Nadie duda de que las ministras Salgado (la que reguló los humos en la hostelería) y Jiménez (la que lanza el globo sonda de la prohibición total en locales cerrados de acceso público) son personas bienintencionadas, pero sus acciones y comentarios evidencian un alto grado de idiotez política, porque la única decisión científicamente racional es una:
Prohibir fumar en todos los locales cerrados de acceso público, ¡o abstenerse de regular el asunto!
Está plenamente comprobado que el humo del tabaco y demás componentes de los cigarrillos perjudican la salud de los fumadores activos y pasivos, luego no hay excusa para utilizar los metros cuadrados… ¡Salvo que los metros cuadrados hayan sido utilizados para reducir el número de hosteleros y fumadores contrarios a la medida!...
¡Santo cielo, tengamos cuidado con los votos!
Ojalá se atrevan, ¡como deben!, a prohibir fumar en todos los locales cerrados de acceso público, pues a partir de ese momento los ciudadanos tendremos un motivo más para exigir que obren con idéntico rigor con otros contaminantes que, por ende, son infinitamente más dañinos para la salud que el tabaco.
El humo del tabaco ciega los ojos...
OTRAS OPINIONES sobre el asunto en la Blogosfera, en el resumen de textos elaborado por Radiocable.

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