29 marzo 2008

La diócesis de Cartagena "rapiña" una ermita

Hoy, una persona ha remitido un comentario que merece un post específico. Se trata de un ciudadano residente en la comunidad de Murcia que, al parecer, tras leer el texto "La Iglesia sí sabe comprar inmuebles baratos" (publicado en ImP el pasado 23 de febrero y referido a la silenciosa inscripción de edificios a nombre de la diócesis de Pamplona), relata que la diócesis de Cartagena también ha recurrido al mismo ardid.
Lea, no tiene desperdicio:
El obispo de Cartagena, Juan 
Antonio Reig Pla, ya  protagonizó
un post en ImP el pasado mes de
enero debido a una muy singular
cruzada [Pulse aquí y lea]
«Por desgracia, mi familia y todos nuestros vecinos hemos sufrido la prepotencia y la poca vergüenza (podría llamarla de otros modos) de la Iglesia Catolica, en concreto de la Diocesis de Cartagena.
«Después de más de 50 años (tiempo durante el que no ha aparecido por el lugar ni un solo representante de la Iglesia) de hacernos cargo todos los vecinos de los gastos y restauraciones de la ermita con dinero de nuestro bolsillo, nos hemos enterado que la han inscrito a nombre de la Iglesia en el registro de la propiedad (con el famoso artículo 206).
«Ahora no sabemos cómo actuar, pues todo el mundo teme a la Iglesia, o eso parece (incluso el ayuntamiento, los medios de comunicación, etcétera); nadie nos da ninguna solución para recuperar algo que creemos que es de todos. Ni la Iglesia ni sus vicarios quieren hablar nada con nosotros y pagarnos al menos los gastos. Ni eso. Su prepotencia es increíble.
«Si queréis saber más del tema os informaré. Tengo constancia de que aquí, en Murcia, hay muchos más casos de este tipo.
«Mi pregunta es: ¿Sabéis si podemos recurir a algún organismo o si hay algún modo de contraatacar para recuperar lo que es de todos, o que al menos seamos indemnizados?
«Y esto lo dejo en el aire: ¿De verdad Dios quiere tanta riqueza y ostentosidad como acumula la Iglesia?, ¿y los millones de personas que mueren de hambre en el mundo, qué?»
Naturalmente, toda la información que remita el ciudadano murciano será bienvenida.
Y todos cuántos hemos leído la carta aquí reproducida nos preguntamos: ¿Alguien de la Administración, por ejemplo los abundantes "defensores del pueblo", podrían asesorar a los perjudicados para poner coto al abuso de la Iglesia Católica, Apostólica y Romana, o para que como mínimo la diócesis indemnice a quienes durante décadas han asumido el coste de mantener inmubles?

5 comentarios:

  1. ¡Uf! De eso en Galicia sabemos mucho.

    ResponderEliminar
  2. Lo primero que e me ocurre es que los vecinos dejen de comprar periódicos editados en Murcia, porque si los periodistas murcianos no informan de todo esto hay que pensar que son igual o peores que el obispo.

    ResponderEliminar
  3. No tengo ni idea, la verdad. Siento no poder ser de ayuda.

    De todos modos, para empezar, que ninguno de ellos marque la casilla de la Declaración de la Renda por la cual se cede un dinero a la Iglesia.

    (A mí lo que me alucina es que todavía quede gente que la ría la gracia a semejante institución.)

    ResponderEliminar
  4. En primer lugar, don Félix, gracias por leerme, por enlazarme y por dejar algún comentario. Ya le he manifestado, alguna que otra vez, mi admiración. Es más, después de haber leído su post sobre el Tíbet me entraron las dudas sobre un manifiesto que firmé en Internet antes de leerle a usted. Es usted un gran agitador de juicios preconcebidos, gracias. En cuanto al tema de este post os diré que no solo ocurren estas cosas, también organismos públicos (léase ayuntamientos)ceden terrenos gratis a entidades religiosas para levantar casas de hermandad etc. La red tupida por la Iglesia Católica es tan extensa y gruesa que nadie escapa a ella.

    ResponderEliminar
  5. Por una parte, muchos sacerdotes adscriben a la Teología de la Liberación y son geniales, por otra parte, muchos adscriben a la inquisición de Torquemada y son de olvidar, ignorar, quemar. Hay dos iglesias, una que quiere renovarse y ser parte de la gente y otra que cree que ennobleciéndose y enriqueciéndose agradan a Dios.

    Si ese dios es el dios que me enseñaron, sé que ama a los pobres, sé que no condena, que no odia, que no castiga, que no cree que la riqueza sea una virtud, que no cree que la nobleza sea necesaria. El dios que me enseñaron ensalza la humildad, el trabajo, la bonhomía y la comprensión, y la iglesia "oficial" se aleja muchísimo de esto. La iglesia de la Teología de la Liberación, por el contrario, parece querer reencontrar ese sendero.

    Por otra parte, la ley es el problema, habría que derogarla porque no es JUSTA, porque favorece a un SECTOR y no al pueblo.

    Un abrazo.

    ResponderEliminar

NOTA: ImP no publica injurias ni imputaciones de faltas o delitos sin aportar pruebas ni referencias judiciales o sentencia.
Sólo serán publicados los anónimos que a criterio del administrador sean de interés.