28 febrero 2008

El futuro de la humanidad depende de Cuba, o eso parece

El relevo de Fidel Castro pone en marcha el concurso «A ver quien la dice más gorda»
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La jubilación de Fidel Castro Ruz y sus posibles efectos en el régimen cubano (cambio o continuidad) han merecido toneladas de saliva y de tinta pese a que su trascendencia en la marcha del planeta es baladí si se compara con hechos actuales como, por ejemplo, la segregación de una provincia serbia y la invasión del norte de Irak por el ejército turco con el visto bueno de EE UU y el silencio de la Unión Europea.
Los juicios con sentencias axiomáticas que se hacen en la mayoría de los medios de Occidente ofrecen estas paradojas, que son altamente significativas. Ocurre que con Cuba encima de la mesa el debate sobre lo acaecido en Kosovo ya ha sido prácticamente liquidado: ¡olvídense del asunto!, y respecto de la invasión turca del norte de Irak, otro tanto: Si EE UU la aprueba, por algo será: No se preocupen ustedes, todo está bajo control...
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Fidel y Raúl Castro, en imagen añadida con posterioridad;
exactamente en febrero de 2013, con motivo de la presencia
del primero en un acto público tras varios meses
de alejamiento de la vida política y social
Comparar realidades desnuda
las obsesiones enfermizas 
Volvamos a Cuba pasando por Colombia, país inmensamente más rico que la Gran Antilla y en el que pese a su comprobado potencial dos de cada cinco habitantes urbanos viven en la miseria y carecen de todo tipo de servicios públicos, tasa que en el rural se eleva a uno de cada dos.
Hay más datos, pero esa referencia es suficiente para concluir --sin sombra de duda-- que el uribismo (cuyos lazos con los paramilitares están demostrados) es humana y políticamente más monstruoso que el monstruo castrista.
¡En Colombia hay elecciones!, espeta alguien desde el fondo de la sala… ¡Y en Estados Unidos también!, e incluso se celebran comicios en el Congo, Costa de Marfil, Irak, Kenia, Marruecos, Zimbabue, etcétera, etcétera y etcétera. Aplicando los criterios maniqueos de los anticastristas viscerales cabe llegar a conclusiones simplistas y decir, por ejemplo, que todas las democracias son iguales y por tanto, ¿para qué votar?...
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La crítica está justificada, pero no el desprecio y la mentira
A la clase política dirigente de Cuba se le pasó el arroz hace ya un par de decenios, sin duda, y el inmovilismo castrista arruina lo que en los años sesenta fue un ejemplo. Mas convendría recordar que una ojeada al escenario internacional revela que hay un ciento largo de países cuyos ciudadanos viven o sobreviven en condiciones más penosas, o menos favorables, que los cubanos.
Ante esta evidencia siempre hay alguien que desde el fondo de la sala alude a los significados de Cuba (¿?), al comunismo (¿acaso hay comunismo en Cuba?), a los presos políticos (Guantánamo está en Cuba; ¿los encarcelados en la colonia y penal estadounidenses también cuentan como presos del castrismo?...), amén de otros alegatos cogidos por las hojas del rábano.
La mayoría de analistas e informadores de Occidente deben tener un aprecio extraordinario por los humanos residentes en Cuba, pues solo así se entiende que el porvenir de los isleños sea infinitamente más importante que el futuro de los cientos de millones de humanos que residen en ese ciento largo de países en los que la miseria y la represión son más viejas y más sangrientas que en Cuba.
Mientras se buscan los cinco pies del gato cubano, Kosovo y el norte de Irak son escenarios en los que se machacan fundamentos esenciales del derecho y de la paz internacionales; sin embargo, la creación de un satélite de EE UU en los Balcanes y las invasiones militares merecen menos saliva y apenas unos renglones, para colmo torcidos.
El régimen cubano se ha ganado a pulso ser criticado, no cabe duda, tan cierto como que la mayoría de los creadores de opinión e informadores occidentalistas merecen… ¿una sonrisa?

3 comentarios:

  1. Me ha encantado el título de este post. Creo que refleja muy bien lo que nos están vendiendo.

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  2. En la contratapa del periódico total gallego, el dia que publicastes este post, leí un curioso artículo en el que presentaban a una chica cubana que no podría acabar sus estudios porque en Cuba no le dan dos firmas.
    Este argumento resultaba suficiente para ilustrar la falta de derechos de los cubanos y las degradaciones a las que se ven obligados. Por supuesto que no decía nada sobre lo que cuesta estudiar una carrera universitaria en Cuba y lo que cuesta en España.
    Adentrándome en el texto me enteré también que la chica tiene hechos tres años de carrera, y le faltan otros tres para licenciarse, y que necesita dos firmas del ministerio de educación cubano para hacer el traslado de expediente. Vamos, que le falta algo mas que dos firmas para la licenciatura. Tampoco hacía referencia a las trabas burocráticas que tiene un estudiante de cualquier país para hacer un traslado de expediente a cualquier otro país, por no hablar de españa (me río de dos firmas!).
    Pues eso, que en Cuba escupes a barlovento y la saliva te da en la cara, y eso también es culpa del régimen.

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  3. Suscribo los comentarios de Hormiga y Pereyra.

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