20 noviembre 2007

Kosovo: Los Estados europeos supeditan principios a conveniencias

La Unión Europea (UE) es muy europea por dividida y por contradictoria. No es un galimatías, es historia. Según ha confesado el titular del Ministerio para Europa de Gran Bretaña, David Miliband, veinte países socios de la UE son partidarios de la independencia de Kosovo.

[Kosovo es una provincia autónoma de Serbia sometida a un estatus jurídico especial por motivos geopolíticos y bajo ¿protección? de Naciones Unidas y de la OTAN].

Miliband ha sido abroncado por decir lo que no debía, no porque haya mentido. De hecho, ni siquiera ha exagerado.
Ha hecho algo peor: ha incurrido en el pecado de ser políticamente incorrecto y desvelar verdades que no deben trascender, pues no conviene que se sepa que los Estados europeos ni siquiera se respetan a sí mismos.
¿Qué importancia tiene que haya veinte Estados miembros de la UE partidarios de la segregación de Kosovo? Mucha.
Es la primera vez que la mayoría de los socios de la UE apoyan un proceso destinado a romper la integridad territorial de un Estado europeo, en este caso Serbia, de la que ya se desgajó Montenegro, si bien en este caso por acuerdo entre las partes y sin la ayuda de tropas de la OTAN.
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¡El motivo es la etnia! 
Sin embargo, con ser importante la novedad en sí misma, hay un detalle sustancial: El motivo fundamental que avalaría la segregación, según insisten, es de índole étnica. O sea, que la mayoría de los socios de la UE consideran que la circunstancia de que la población kosovar sea mayoritariamente albanesa justifica la segregación.  
«Discutiremos esa propuesta con las partes la próxima semana», ha comentado Luis Amado, ministro de Exteriores de Portugal, país que ostenta la presidencia de turno de la Unión. «Estamos en un momento muy importante», ha declarado el alto representante de política exterior de la UE, Javier Solana; y Miguel Ángel Moratinos, ministro español de Exteriores ha comentado que «no hay que tirar la toalla»… ¿Qué quieren decir?
Amado, Solana y Moratinos aluden a la propuesta alternativa de la UE para el contencioso kosovar, consistente en que la provincia serbia sea "territorio neutro"; o sea, que siga como está, en un limbo jurídico... ¡a la espera de que Serbia ceda!   
Por su parte, Washington --siempre partidario de debilitar a Europa para que sea un mosaico lo más dividido que sea posible-- juega el papel que más le gusta: Hágase lo que más y mejor debilite Europa.
La más que probable independencia de Kosovo abre un poquito más la caja de Pandora que entreabrió la Alemania de Helmut Kohl, que apoyó clandestinamente a los independentistas de Eslovenia y de Croacia a fin de romper la República Federativa Yugoslava.
En Kosovo se juega más de lo que parece. Se juega, por ejemplo, la coherencia de la UE al dinamitar el principio de que el Estado de Derecho está por encima de las etnias, sean reales o prefabricadas. ¿O sólo a veces?; y si es así, ¿cómo, cuándo, por qué?
Aunque, tal como están las cosas, es evidente que en la UE hay dirigentes que ponen en duda la idoneidad de que los Estados democráticos de Derecho cumplan la función de ser una garantía de convivencia en los territorios plurinacionales.
¡Peligrosa actitud!, máxime en Estados donde conviven dos o más naciones como Bélgica, Finlandia, Gran Bretaña, Grecia, Francia, Italia, Polonia, Rusia, Suiza, Ucrania, etcétera... y España.  

1 comentario:

  1. Sin ir más lejos se deduce de lo que has dicho que en un futuro la UE podría ver con buenos ojos que los territorios autonómicos de España se separaran en estados independientes y que bastaría, por ejemplo, que una ciudad tuviese más proporción de gente de una etnia determinada para poder aspirar a su independencia.

    Es, realmente, abrir la caja de Pandora.

    Un abrazo.

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